Quinto Elemento

Cáscaras, hojitas feas, semillas, brotecitos incomibles... ¿cómo reciclarlos?


08 de agosto de 2019

Compartir esta nota en

Por Andrea Jatar, creadora de De la Olla, www.delaolla.com

Cada vez que comemos una fruta, limpiamos verdura, tomamos mate, café, té o lo que sea, dejamos pequeños o grandes residuos que podemos reciclar, darles otros usos o generar compost para que nuestras plantas crezcan mejor.

Hay cáscaras que podemos confitar para disfrutar como bocadito o como postre, como la del limón, de la naranja o del pomelo. O rallarlas y perfumar tortas, carnes; ponerlas en minibolsitas de algodón y aromatizar roperos y cajones. Y de paso, si son de naranjas, espantar a las polillas. O hacer aguas frutadas, con manzana, pera y cualquier cítrico. También, como alimento de nuestras plantas: el compost, junto con las hojas, trozos y brotes de descarte.

Hacer compost es muy sencillo. Con dos recipientes de plástico que quepan uno dentro del otro, una tapa, un ladrillito o algo que haga de base entre los dos tachitos, un poco de tierra y otro de aserrín para evitar el olor nauseabundo ya nos podemos embarcar en la tarea. Así que, hacés agujeros en el recipiente más chico y lo colocás después del ladrillo dentro del plástico mayor. Ahí empezás a poner por capas: aserrín, tierra, tus desechos picados, aserrín, tierra, tus desechos picados, aserrín, tierra, tus desechos picados... Si está seco, lo regás un poco. Lo tapás y lo alimentás día tras día. Unas dos semanas después lo revolvés y seguís tirando tus desechos picaditos hasta que el tachito esté lleno. Ahí habilitá una nueva compostera y dejá esta un par de meses a que se desintegre todo y entonces le das todas esas nutrientes a tus plantitas. Esta es mi forma de compostar.

Pero lo que más disfruto es de darle otros usos a las cascaritas.

La de naranja, la cortás bien finita, la ponés dentro de una bolsita de gasa y la colgás en tu ropero. ¡No hay polilla que entre ahí! O para aromatizar el ambiente como recipiente de velas.

También podés hacer tiritas pequeñas con la parte de color, la hervís hasta que tiernicen con un poco de agua y azúcar, la escurrís, la ponés en una asadera con azúcar encima y la horneás a fuego bien bajo el tiempo que puedas, hasta que se sequen. Las dejás enfriar y las envasás. Luego las usás como bomboncito para el café, para decorar un postre o como fruta confitada para hacer tortas o cocinar, por ejemplo, un rico cerdo a la naranja. ¡Y chupate los dedos!


 

Compartir esta nota en