Quinto Elemento

El Cuartero Cedrón presenta un disco homenaje al poeta Héctor Pedro Blomberg


22 de octubre de 2018

Compartir esta nota en


Notice: Undefined index: results in /home/quintoelwebuser/public_html/inc/funciones.php on line 666

Los sábados 3, 10, 17 y 24 de noviembre, en Teatro El Popular, el Cuarteto Cedrón presentará en vivo un nuevo disco, integrado enteramente por nuevas canciones, basadas todas en textos del poeta, periodista, narrador, dramaturgo y guionista Héctor Pedro Blomberg, célebre autor de La pulpera de Santa Lucía, apenas lo más recordado de su vasta obra, reconocida influencia fundante para González Tuñón. De las diez canciones del disco, siete llevan música de Juan Tata Cedrón y las restantes de Josefina García, Daniel Frascoli y Miguel López, respectivamente.
 
Blomberg (1889-1955) fue conocido principalmente por sus canciones compuestas junto al guitarrista afroargentino  Enrique Maciel, entre ellas la antes citada, La mazorquera de Montserrat o La que murió en París, todas enormemente popularizadas por Ignacio Corsini. Autor prolífico y muy valorado en su época, escribió, entre muchas otras, Los jazmines del 80, pieza teatral estrenada por la compañía de Teatro del Aire que encabezaban Pascual Pellicciotta y Eva Duarte, y el romance radial Bajo la Santa Federación, que fue llevado al cine en 1935 por Daniel Tinayre.
 
Blomberg era hijo de Ercilia López de Blomberg, escritora paraguaya y sobrina del mariscal Francisco Solano López, de quien heredó la escritura, y por parte de padre era nieto de un marino noruego, de quien recibió el apellido y su pasión por el mar y los puertos, que marcó buena parte de su obra. A esa zona de su poética pertenecen los textos en este disco, titulado JAMAICA MARU, Blomberg y Cedrón, que remiten a paisajes exóticos,  viajeros errantes e historias oscuras, marcadas por el misterio y la extrañeza. “Blomberg es quien introduce en la poética nacional el tema portuario, de nuestro puerto, de otros puertos, del mar”, define Tuñón la primera producción del poeta, para luego señalar que más tarde “lo atrajeron los hálitos trágico-románticos de la época de Rosas, la pugna entre federales y unitarios, la ‘plebe rosista’, como la llamara Borges, la Mazorquera de Montserrat, el mito novelesco de Manuelita Rosas, el rumor de las guitarras en ‘el patio que olía a diamela y la reja que olía a jazmines’”, según cita Jorge Fondebrider en el texto de contratapa del disco que puede leerse completo aquí al pie
 
Del ciclo de conciertos participará la Compañía Nacional de Autómatas La Musaranga, elenco de titiriteros y máquinas de kermés a quienes pertenece la ilustración original en la tapa del disco. Integran el Cuarteto Juan Tata Cedrón (voz, guitarra), Miguel Praino (viola), Josefina Garcia (violoncello), Daniel Frascoli, guitarrón, acordeón) y Julio Coviello (bandoneón). 

Sábados 3, 10, 17 y 24 de NOVIEMBRE, a las 21.30
Teatro El Popular, Chile 2080  /$300, alternativateatral.com

 

Escribe JORGE FONDEBRIDER
Algo así como una verdadera justicia poética
(que es la mejor de las justicias)

 
A cada historia que se cuente la precede otra. En este caso, a la de Héctor Pedro Blomberg (1889-1955), la de la novelista, poeta y ensayista paraguaya Ercilia López, miembro de una célebre familia de políticos e intelectuales guaraníes, que incluye a su abuelo el presidente Carlos Antonio López y a su tío, el mariscal Francisco Solano López. Refugiada con los suyos en Buenos Aires luego de la Guerra de la Triple Alianza, estudió en el colegio inglés que dirigían Miss Conclugh y Mrs. Brenam y, al cabo de un sinnúmero de vicisitudes, el 29 de noviembre de 1886 se casó con el ingeniero Pedro Blomberg, un porteño, hijo de un marino noruego, con quien tuvo siete hijos: seis mujeres y el menor de todos, un varón.
 
De ambos padres, éste heredó los libros y el mar. Un primer viaje como marino mercante entre 1911 y 1913 hizo el resto. Así, Héctor Pedro Blomberg fue el primer poeta argentino en hacer que los puertos y el mar entraran de manera protagónica en la poesía nacional. Lo hizo en la mayoría de los textos de sus cuatro primeros libros –La canción lejana (1912), Gaviotas perdidas (1921), Bajo la cruz del Sur (1922), Las islas de inquietud (1924). Raúl González Tuñón, además de reconocer en Blomberg un antecedente que prefigura muchos aspectos de su propia poesía, también afirmó que “Héctor Pedro Blomberg es quien introduce en la poética nacional el tema portuario, de nuestro puerto, de otros puertos, del mar”
 
A esa primera etapa, que Beatriz Sarlo caracterizó como “de nostalgia del mar y de los puertos, de un mundo apartado, misterioso o siniestro” , la sucede la que se ocupa de la época de Juan Manuel de Rosas, reflejada en los volúmenes Cancionero federal (1934) y Canciones históricas (1936), donde se da cuenta de las luchas entre los partidarios de Rosas y sus adversarios. Muchos de esos poemas habían sido previamente musicalizados por el guitarrista y compositor afroargentino Enrique Maciel (1897-1962) –entre otros “La pulpera de Santa Lucía” y “La mazorquera de Montserrat”, para nombrar apenas los más célebres–, pasando así a formar parte del repertorio del cantante Ignacio Corsini (1891-1967) y a través de éste, del acervo cultural argentino. Tuñón sintetiza esos años de esta manera: “El puerto perdió a su poeta. Lo atrajeron los hálitos trágico-románticos de la época de Rosas, la pugna entre federales y unitarios, la ‘plebe rosista’, como la llamara Borges, la Mazorquera de Montserrat, el mito novelesco de Manuelita Rosas, el rumor de las guitarras en ‘el patio que olía a diamela y la reja que olía a jazmines’”.
 
Con todo, Blomberg volvería al mar, pero ligándolo a nuestra historia. En Cantos navales argentinos (1939), aparecen el irlandés William Brown, el porteño Tomás Espora, el corsario maltés Juan Bautista Azopardo, el corsario francés Hipólito Bouchard o Buchardo, además de Elisa Brown, la hija suicida del almirante. Nuevamente en palabras de González Tuñón, “Dos Buenos Aires se mezclaron en las obras de Héctor Pedro Blomberg, el de entonces, el de ‘New Croos, Bar de Camareras’, el de las musicantes del Bajo, el del puerto abigarrado y pintoresco, laborioso y tabernario, sombrío y luminoso, cuando los pescaditos se freían en la calle y había títeres en la calle Colorado y músicos ambulantes en las plazuelas cercanas a los muelles, y el Buenos Aires del candombe y el vals, el de las viejas casonas y las callejuelas tortuosas y los hondos corrales”.
 
Blomberg murió célebre. Además de como poeta e inveterado viajero, se lo conocía como dramaturgo, guionista de cine, narrador y periodista. Pero como suele suceder con muchos personajes fundamentales de la vida argentina, exceptuando sus canciones más conocidas, después de su muerte fue cayendo en un prolongado olvido del que ahora lo rescata el Tata Cedrón. Así, del mismo modo que hace ya más de cincuenta años Raúl González Tuñón tuvo una segunda voz en la voz del Tata, hay algo así como una verdadera justicia poética –y nunca esta expresión tuvo más sentido que ahora– en que poemas de Héctor Pedro Blomberg como “La paloma del zoco”, “Las dos irlandesas” o “Tomy’s Bar”, a casi un siglo de publicados, vuelvan a estar vivos y al alcance de todos en este disco.
 
La simetría no termina ahí: el guitarrista y compositor Maciel hizo una parte; hoy, el guitarrista y compositor Cedrón, hace la otra. Y como toda cultura viva transcurre como una carrera de postas, al nombre del Tata y al de Miguel Praino, veteranos del Cuarteto, se suma el de algunos de los que vienen después: Josefina García, Daniel Frascoli y Miguel López. Para cerrar el círculo, así como en el pasado muchos tuvimos noticia de la poesía de Tuñón y de Gelman por la voz del Tata, hoy –y a la espera de una obra completa que nos lo devuelva por escrito– sabemos de una parte significativa de Blomberg –que precedió a Tuñón y a Gelman– también por el Tata. ¿A alguien le extraña?

Compartir esta nota en


Notice: Undefined index: results in /home/quintoelwebuser/public_html/inc/funciones.php on line 666