"De todo nos salvará este amor, hasta del mal que haya en el placer", escribió Federico Moura cuando sabía que su vida se apagaba, como consecuencia del VIH. En Superficies de placer, el último disco de Virus con su formación inicial, Federico dejó sus últimas fuerzas, y Virus hoy sigue sonando...
Hay que ir hasta el año 1951, más precisamente al 23 de octubre, para encontrar el registro de nacimiento de Federico José Moura, en La Plata, hijo de un abogado y de una maestra y pianista aficionado. La calle 12 de esa ciudad de diagonales fue donde pasó su niñez y entre amigos y compañeros del colegio descubrió el amor por la música influenciado por su madre, quien le transmitió esta pasión desde los cuatro años. Tiempos de ires y venires en la política y la vida social argentina, y el rock era un refugio para los adolescentes. Federico aprovechaba cada vez que podía para ir a ver a Almendra, o a Manal y de a poco comenzó a darle forma a su primera banda, que se llamó Dulcemembriyo (así, todo junto) y duró cuatro años. Cuando tenía 20 años, Federico Moura inició una lista de viajes que lo llevaron a vivir en Londres, en Nueva York, más de un año en Río de Janeiro, y fue así que, tras pasar unos años alejado de la música, lo llaman para ser la voz principal en un grupo de new wave, llamado Duro, formado por sus hermanos Julio y Marcelo, Enrique Muguetti, Ricardo y Mario Serra, quienes cambiaron el nombre por Virus (así era cómo llamaban a Julio Moura, que solía andar engripado. Así surgió Virus y Los Antibióticos, y luego fue sólo Virus) antes de su debut en enero de 1981.

"Me gusta la gente inteligente, la gente sensible, perceptiva, pero la inteligencia es una parte más, no una particularidad en especial. Hay mucha gente que cree que atender el cuerpo es una cosa estúpida, que bailar es perder el tiempo. Yo creo que atender el cuerpo es igual que atender la mente: es tan elevado lo uno como lo otro" (Federico Moura)

Gustavo Grosso