Guillermo Blanco Alvarado: "El fútbol argentino ha sido caótico y desorganizado desde que tengo recuerdo"
07 de abril de 2020
por Gustavo Grosso
Una novela ambientada en el siempre desconcertante mundo del fútbol argentino. Intriga policial, corrupción política y guiños futboleros se mezclan en esta investigación en la cual, el protagonista, que no tiene la astucia de Marlowe, ni la audacia de Pepe Carvalho, ni los recursos del comisario Montalbano, se pone a buscar respuestas sin saber siquiera por dónde empezar, pero temiendo la forma en la que puede terminar. En plena cuarentena, Quinto Elemento charló con Guillermo Blanco Alvarado, autor de Mataron a González.
-¿De qué se trata Mataron a González? ¿En qué sector de las librerías tiene que estar?
-Es una novela policial de enigma con un formato clásico; una muerte en el comienzo, la investigación del caso, y un desenlace que puede ser más o menos inesperado. El asesinado es un ex futbolista, González, que seguía vinculado al mundo del fútbol como representante de jugadores y aparece muerto de un tiro luego de una pelea entre dos facciones de una misma hinchada. El protagonista, un periodista deportivo disconforme con su trabajo, es quien encuentra el cuerpo, lo reconoce, y eso lo impulsa a investigar aunque no tiene demasiadas herramientas por lo que choca una y otra vez. Aparecen involucrados un diputado ligado al club y barrabravas, además. “Mataron a González” dependiendo de la librería, se encuentra en la sección de narrativa argentina o en la de novelas policiales.
-¿Por qué, en la presentación del libro, consideran que es "siempre desconcertante el mundo del fútbol argentino"?
-El fútbol argentino es único, ha sido caótico, desorganizado, desde que tengo recuerdo. Mis primeros recuerdos de nuestro fútbol son de los comienzos de la década del 70 y me vinculé como periodista a mediados de los 80 y siempre fue indescifrable. Pero además, leyendo artículos de viejos periodistas, varias décadas atrás ya se quejaban de lo mismo. Hay algunos ejemplos organizativos casi desde el principio del profesionalismo, torneos con 3 ruedas, campeonatos divididos en 2 en los años 30, ascensos y descensos por decreto, encuentros arreglados que jamás han podido comprobarse …
-¿Cuánto de "argentinidad" aparece en la novela?
-La historia es absolutamente argentina, cada uno de los hechos remiten a cuestiones que reconocemos diariamente en nuestro país; la corrupción política, policial y judicial, la precarización laboral, la inseguridad, circunstancias que evidentemente existen en todo el mundo, pero de la forma que están tratadas en el libro, parecen extractadas de la realidad argentina.
“Casualmente, o no, la historia es la de un periodista deportivo, que a partir de un hecho dramático, se transforma en periodista de policiales e investigador. "Mataron a González" es de esas novelas que cuando la terminás te queda como un vacío y ganas de más... Con las mismas ganas con las que aguardamos otra aventura literaria de Guillermo” (Leo Gentili, periodista deportivo y relator de fútbol)
“Mataron a González es una novela policial que derrocha argentinidad en cada una de sus páginas. La pasión futbolera, las barras bravas, la corrupción y la precarización laboral del medio periodístico son parte de este relato atrapante. La primera novela de Guillermo Blanco Alvarado trae aire fresco al estilo clásico del suspense y el lector lo podrá comprobar desde las primeras líneas” (Martín Sassone, periodista especializado en temas policiales)
-Sin dudas, lo que ocurre por estos días cambiará para siempre muchas formas de vida ¿Que cree que sucederá en el mundo del fútbol?
-Me resulta muy complicado imaginarlo, como era muy difícil prever un escenario como el actual en todo el mundo, por momentos parece una pesadilla, en otros una comedia de enredos. Me cuesta ver de que forma cambiará al fútbol, no me imagino jugadores con barbijos o festejos de gol codo con codo. Quizás podría terminar definitivamente con las tribunas populares, en donde todo el mundo está agolpado, uno contra otro, y se construyan plateas, con cierto espacio entre ellas, no lo sé. Es más fácil imaginar una vacuna o un remedio contra el coronavirus, en un tiempo que esperemos no sea muy largo, y una vida normalizada. Veremos …
-¿Cómo define a la novela negra? ¿Que características tiene que no aparecen en otros géneros literarios?
-Como lector, soy fanático de la novela negra, y actualmente estoy intentando incursionar en el género con lo que quizás vaya a ser mi segundo libro. Aclaro esto porque “Mataron a González” no es estrictamente una novela negra. La novela negra requiere de una importante cuota de sangre, de entramados relacionados con lo marginal, la violencia, climas de oscuridad, encierro y miedo aunque sin llegar al terror, en los cuales las resoluciones detectivescas al estilo Agatha Christie o Sherlock Holmes, no son importantes, sino todo el desarrollo. Ha servido, además, para mostrar una visión crítica sobre determinados estamentos de la sociedad de cada país, y de cada época, en los que se escribe. Y eso se puede encontrar desde las primeras de Dashiel Hammett en los años 30 en Estados Unidos, hasta los autores escandinavos de la actualidad, y por supuesto a los de nuestro país. Hammett y luego Raymond Chandler como los pioneros, luego tuvo un desarrollo muy interesante en Francia con autores como Jean Patrick Manchette o Thierry Jonquet y se expandió a todo el mundo. Stieg Larson y Camila Lackberg en Suecia, Vázquez Montalbán en España, Miloszewski en Polonia, y así podríamos seguir enumerando en todo el mundo. En nuestro país, grandes escritores como Ricardo Piglia, Juan Sasturain o Mempo Giardinelli le dieron lustre, y hoy aparecen una serie de autores jóvenes muy recomendables como Kike Ferrari, Osvaldo Aguirre, Leo Oyola, Nicolás Ferraro, entre muchos otros.
-A usted le gusta la música-el blues y el jazz- y también el fútbol ¿Alguna vez incursionó en esos géneros?
-No. No tengo talento para ninguna de esas actividades, lamentablemente. Claro que de pibe soñé con ser futbolista y hasta hice una prueba en Ferro, con resultado negativo. Y jugué al fútbol como aficionado muchos años hasta que una lesión de ligamentos me alejó. Con respecto a la música, tengo algunos instrumentos en casa con los que cada tanto me relaciono de manera muy precaria. Tomé algunas clases de guitarra de chico, y también lo intenté de grande con la batería, pero nunca me lo tomé con la seriedad necesaria, así que solo son pasiones que disfruto como espectador o como periodista.
EL AUTOR
El autor nació en Buenos Aires en 1963. Es periodista, con una dilatada trayectoria de 35 años, que ha estado vinculada mayormente a la radio, habiendo transitado por algunas de las emisoras más importantes de Buenos Aires, como Radio Diez, La Red, Rivadavia, Splendid, Ciudad, América y varias más. Participó en destacados programas como “En Tiempo y Forma”, “Carburando”, “Fútbol de la B a la Z” y fue el creador de los exitosos ciclos “Concierto Sport”, “Jazz en la Noche”, “Game Cover” y “NoTanDistintos” con el que en la actualidad y desde hace más de 12 años difunde sus géneros musicales predilectos; el blues y el jazz. Ávido lector de libros policiales (también adicto a obras teatrales, películas y series del género), fanático de la novela negra, hizo su primer intento como escritor a los 19 años aunque ese relato de suspenso, finalmente quedó trunco.
ASÍ COMIENZA EL CAPÍTULO 1
Un antes y un después. Un quiebre en mi vida. Al menos, lo que definía como mi vida hasta ese entonces, cambió de golpe. Ahora, tiempo después me puedo dar cuenta que la señal fue clara. Fui el primero en ver ese cadáver tirado en el asfalto, al borde de la vereda, en la calle Lisboa, a siete cuadras de la cancha de Vélez. Con un disparo en el pecho, su camisa azul totalmente ensangrentada, y los ojos abiertos que parecían mirar por encima de mi hombro hacia un cielo poblado de nubarrones. Bueno, en realidad, no estoy seguro si fui el primero que vio el cadáver. Probablemente. Pero estoy convencido de haber sido el primero en ver su rostro y en ponerle un nombre a ese difunto flamante. Matías González, un crack, ex futbolista de San Lorenzo, que ahora sobresalía también como representante de jugadores.
Jamás pude sacar esa imagen de mi cabeza. Nos habíamos visto una semana antes.