Quinto Elemento

Juan Lucangioli: "La música es infinita y si resonamos en ella, quizás nosotros también lo seamos"


14 de octubre de 2024

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por Gustavo Grosso


"La palabra caleidoscopio me conecta con dos ideas: jugar y viajar. Este disco es una invitación a ver la vida como un juego y un viaje que surgen desde el amor y al amor regresan: el origen y el destino son el mismo, pero vale la pena igualmente hacer el recorrido", dice  Juan Lucangioli, quien por estos días afina su voz y su guitarra para presentar Caleidoscopio, su flamante trabajo discográfico que sigue la línea musical, poética y armónica transitada en  Puentes (2014) y Un Espacio Posible (2020), donde la canción a veces tiene aires rioplatenses, a veces folclóricos, y en otras ocasiones es totalmente universal. La poética clara, sencilla y al mismo tiempo profunda, retrata lo cotidiano y lo trascendente en la voz del músico que reside en Mendoza y quieén, desde aqueññas tierras cuyanas, nos cuenta detalles de su vida vincula a la música y al arte.

-El caleidoscopio responde a imágenes multiplicadas y coloridas, que giran y brillan ¿Por qué este nombre para tu flamante disco?
-El caleidoscopio implica infinitas posibilidades a partir de las mismas cuentas de cristal. Las cuentas de cristal son siempre las mismas, sin embargo a partir de ellas se pueden generar infinitos patrones, y lo lindo es que ninguno se puede retener, forma parte de un juego y un viaje que continúa y que, al mismo tiempo, siempre es nuevo y siempre está empezando. El caleidoscopio nos habla de lo efímero de la belleza como experiencia y de la imposibilidad de retenerla. Apreciar la belleza implica, necesariamente, soltarla. Al soltarla me abro a nuevos patrones, a nuevas formas de percibir la misma belleza. De esta forma, bailan juntos lo eterno y lo fugaz, como animadores de la paradoja que es nuestra experiencia y nuestra expresión. Creo que el arte en todas sus formas nos conecta con la posibilidad de una experiencia creativa, una apertura al misterio y a lo inconmensurable de la vida. Es en este sentido, una posibilidad de libertad. Al salir a la vida como quien toma un caleidoscopio, nació la canción que da nombre al disco. Nosotros sólo giramos el caleidoscopio y las imágenes se crean por sí mismas. Eso mismo siento con las canciones. Nosotros tomamos el instrumento, pero la inspiración viene de adentro, o viene de más allá, como cada uno lo experimente. El punto es que es una conexión con lo misterioso y con lo inefablemente vivo.

-Hay formas y formas, se llama una de las canciones de su trabajo discográfico. ¿Cómo imaginas las formas de una canción al momento de pensar y darle forma a su composición?
-Las imagino libres, por eso no es mi experiencia afirmar que hay un momento previo de pensar la canción. Lo que yo pienso está conectado a mi pasado, a mi memoria, pero la composición al emerger en mí tiene las cualidades de algo totalmente nuevo. Por supuesto que toma la forma de la lengua castellana y un ritmo que me es relativamente familiar. Pero en mi experiencia la composición y la escritura no pasan por un proceso de intención personal, desde mi pensamiento, sino que ocurren más bien como algo que me sorprende, de la misma manera que un sueño bonito por la noche, yo no lo planifico racionalmente antes de dormir; hay en esa experiencia una incursión de la sorpresa, de una creatividad que no está necesariamente en manos personales. Más bien la conexión con lo creativo me libera de mis intenciones y mis pensamientos. Imaginemos que yo estoy aquí intentando poner lo mejor de mí para responder esta entrevista y me empieza a venir el susurro de una melodía ¡se acabó la entrevista! O, mejor dicho, pasaría inmediatamente a un segundo plano porque mi trabajo  sería terminar de “escuchar” y transcribir esa melodía que siento como un susurro, como una posibilidad. Entonces no solamente la canción no responde a mis objetivos personales, sino que suele patearme el tablero de mis intenciones o mis planificaciones, y es hermoso que así sea.

-¿Por qué sos músico?
-Porque soy completamente incapaz de hacer otra cosa, excepto de compartir mi dimensión creativa, y la música me ayuda en ese trabajo. He realizado en mi vida otros trabajos, pero con el correr del tiempo me fui volviendo totalmente incapaz de hacerlo, a excepción de la gestión cultural relacionada con eventos artísticos. Soy músico porque me hace inmensamente feliz cantar una canción, componer una melodía y planificar y realizar conciertos, seminarios e incluso retiros de música y silencio. Y lo soy porque recibo el maravilloso regalo de la inspiración, ya que nunca me consideré un instrumentista virtuoso, sino esencialmente un cancionista, aunque cante eventualmente canciones de otros o toque eventualmente en otro contexto, me considero en esencia un autor, compositor e intérprete de mis propias canciones. Si uno encuentra en la vida una disciplina que lo ayuda a crecer, a expresarse, conectarse con las propias emociones, con la naturaleza, los animales y otras personas y además le otorga paz interior y felicidad, es de esperar que uno se entregue a esa disciplina. Y todo eso y mucho más me da la música. La música es infinita y si resonamos tanto en ella, quizás nosotros también lo seamos. Porque está claro que cuando resonamos a algo, es porque eso nos está diciendo algo de nosotros, no resonamos a lo ajeno, sino a lo propio.

-Vivís en Mendoza, un territorio atravesado por la música y por los poetas. ¿Qué tiene el aire cuyano que no tienen otros rincones del país?
-El aire en Mendoza tiene un hermoso perfume, amo respirar el aire de aquí. Como todo lugar tiene sus ventajas y sus limitaciones. Un elemento que me resulta aquí muy inspirador, y no pretendo en esto ser original, es la cordillera. La montaña es la montaña, como dice la canción del Flaco. Tiene su poder, su magnetismo, su magia. De todas maneras no estoy aquí por considerar a esta región superior a otras, que realmente no lo creo. Amo Buenos Aires, que es mi lugar, amo caminar por Palermo, amo el Norte, y ese aire de lo ancestral que se respira allí, amo la Patagonia, hasta el Mar Argentino me encanta, a pesar del viento. Tengo raíces del Litoral por mi lado paterno. Soy una pintura bastante completa del mapa argentino, y no sólo argentino porque mi abuela materna era uruguaya. Así que a mi manera disfruto de todas las regiones, sobre todo a nivel musical.

-¿Qué músicas escuchás?-
Muchísima música. Escucho mucha música clásica, escucho algo de jazz, mucha música de Brasil (estudié en Río de Janeiro), escucho rock, también mucha canción, que es mi género, escucho folclore, a veces un poco de tango. La lista de mis “me gusta” de Spotify es extremadamente ecléctica. Puede pasar del Plan de la Mariposa a Brahms sin escalas previas.

-El país vive un tiempo de grandes complejidades, con formas políticas novedosas, impensadas. ¿Qué ves de este tiempo? ¿Cómo te atraviesa la realidad?
-Veo el agotamiento de un sistema político y económico protagonizado por hombres y mujeres que no siento que se estén sintonizando con las necesidades reales de su ciudadanía y de este tiempo. Por eso un discurso novedoso con énfasis en una crítica a quienes protagonizaban ese sistema en parte obsoleto resultó seductor, aunque sea más de lo mismo, o quizás en muchos aspectos termine resultando peor. Muchas veces cuando escucho hablar a políticos que me representan más y otros que me representan menos, en ambos casos observo algo viejo, falta de novedad, de creatividad. Decía Walt Whitmann “cuando el hombre sea libre, la política será una canción”, en ese lenguaje poético creo que está apuntando a la esencia del problema, una gran carencia de creatividad y de verdadera novedad. Al mismo tiempo, es innegable una decadencia de nuestro país en términos económicos y también culturales, que me atraviesa y también me duele. ¿Qué tenían en común San Martín, Sarmiento, Roca, Hipólito Yrigoyen, Perón, Alfonsín y Nestor Kirchner? Estoy siendo especialmente amplio en la composición ideológica de la pregunta, estoy incluyendo algunos líderes con quienes comparto más o menos una visión de país, y otros con quienes directamente no la comparto, pero me estoy preguntando por el elemento común si es que existiera. Y creo que sí, que el elemento común es una visión grande, un componente de grandeza y ambición nacional en la mirada, que hoy está completa y categóricamente ausente en el espíritu del discurso político. Cuando hay líderes que no expresan sueños de grandeza quiere decir que hay un pueblo que no está soñando un destino común. Cuando hay una división muy marcada, la solución nunca va a ser la victoria de un bando, sino un espacio de entendimiento y superación de las diferencias. Lo digo desde mi modesta comprensión, está claro que no soy político ni me interesa serlo, pero cuando en un grupo hay diferencias hay que poder dialogarlas y encontrar puntos básicos en común. Sin bases, la construcción nunca puede ser sólida. Y la Argentina incluye a todos los argentinos y a todas sus distintas representaciones. Cuando este presidente ganó las elecciones, en su primer discurso sólo saludó a sus votantes. Eso es de un infantilismo muy primario. No tiene grandeza, no tiene empatía. Yo no lo voté, pero irremediablemente es mi presidente ¿cómo no me va a saludar? Un presidente debe incluir a todos los argentinos en su saludo y en su agradecimiento, porque todos participamos de la ceremonia electoral y le dimos vida a la democracia. Digo esto como ilustrando que hemos retrocedido y tenemos que volver a repasar las bases mismas de la convivencia democrática y de las buenas maneras elementales en la comunicación. Hemos vuelto al jardín de infantes,

-En algunos días, Bar de Fondo será escenario de la presentación de tu disco. ¿Como imaginás ese encuentro con  el público porteño?
-Con mucha ilusión y muchas ganas. Hace un tiempo largo que no toco en Buenos Aires y llegar con disco nuevo es muy especial. El público de Buenos Aires es alucinante, de una apertura muy linda. Imagino un encuentro íntimo, con canciones, con silencios, con la palabra poética uniendo una canción con otra, ya que a veces entre canción y canción recito algún poema. Y Buenos Aires es el lugar donde comencé, donde más he tocado y según Spotify y sus estadísticas, es la ciudad donde tengo más oyentes, y con algunos de esos oyentes comparto esa complicidad de que conocen toda mi obra y celebran alguna de las canciones de mis primeros discos. Estoy justamente ahora preparando el repertorio y me vienen un montón de canciones que hace mucho no canto. Creo que va a ser un concierto potente. Guitarra y voz, como a mí me gusta, y seguramente con algunos invitados. La instancia del concierto tiene esa magia de lo irrepetible, como en el caleidoscopio. Es un momento único y creativo. Amo la música en vivo, tanto en el rol de intérprete como en el de público. Como me dijo mi amigo Carlos Carrizo, co productor de Caleidoscopio: ¿Cuántas veces la música nos salvó la vida?
Incontables veces. 


Juan Lucangioli es autor y compositor de canciones y escritor. Nació en 1978 en la ciudad de Buenos Aires, aunque desde hace ya varios años está radicado en la provincia de Mendoza. Egresado de la Escuela Popular de Música de la Sociedad Argentina de Músicos en la especialidad “Instrumentista de guitarra en Música Popular”, completó sus estudios sobre armonía y producción musical en Río de Janeiro, Brasil, con Luiz Claudio Ramos (guitarrista y arreglador musical de Chico Buarque). También realizó estudios sobre música de la India y Medio Oriente, haciendo énfasis en la dimensión terapéutica y espiritual de la música y el sonido. Forma parte de la nueva camada de compositores que trabajan desde la canción, incorporando lenguajes y ritmos del folclore, como así también elementos universales desde el pop hasta música de la India. Sus temas transitan historias de un alma buscando conocerse, de testimonios de un hombre viajando, como postales del camino interior y exterior. Esa búsqueda lo llevó por Brasil, Tucumán, Montevideo y Buenos Aires, todas estaciones que le aportaron su sonoridad. También viajó por Oriente investigando y experimentando la dimensión espiritual y sanadora de la música. Ha realizado giras por distintas regiones de Argentina, España, Chile, Uruguay, Colombia, Ecuador y México. 
Su canción “Hasbunallah” fue interpretada por la gran cantante alemana Deva Premal. En Mendoza, además de su trabajo como músico, fue el director artístico del festival Americanto, creador del festival “Bendita Música” y se desempeñó como Director Provincial de Desarrollo Cultural de la provincia, donde ha generado ciclos y programas artísticos como “Peña popular itinerante”, “Mendoza en Buenos Aires, “Canción naciente”, entre otros. Además ha dirigido la cátedra libre de extensión universitaria “La Música como Terapia” en la Universidad de Congreso (Mendoza), donde también fue docente de la materia “Música” en la carrera de danza dirigida por Maximiliano Guerra. Tiene editados siete discos: Ezeiza (2002), Disfraces (2006), La Canción de la Eternidad (2011), Puentes (2014), Sonido Primordial (2016), Un Espacio Posible (2020) y Caleidoscopio (2024).  Y tres libros: De Mendoza a La Meca (2016), Palabras en el Jardín (2019) y La Llama del Amor (2024).

JUAN LUCANGIOLI presenta
CALEIDOSCOPIO
El cantautor llega desde Mendoza 
para presentar su séptimo disco.
SÁBADO  23 de NOVIEMBRE
21 horas en BAR DE FONDO
Julián Alvarez 1200 - PALERMO - CABA
Entradas $7.000
Entradas disponibles a través del sitio entradaweb.com 
Consultas: 113 009-5795

TEMA X TEMA
CALEIDOSCOPIO

1- Caleidoscopio
2- Cuando comienza a abrirse el corazón
3- Hay formas y formas
4- Patria
5- Mi lugar en el mundo
6- El mejor remedio
7- Un tesoro sin dinero

Letra y música de todos los temas: Juan Lucangioli
Producción artística: Carlos Carrizo-Juan Lucangioli
Grabado entre julio de 2023 y agosto de 2024 mayormente en el Estudio Reloj de Arena (Mendoza) por Víctor Silione.
Mezclado y masterizado por Carlos Carrizo (Tucumán)
Arte de tapa: Florencia Arena 

1-Caleidoscopio
Juan Lucangioli: voz y guitarra
Carlos Carrizo: guitarra eléctrica y pads
Quique Öesch: batería
Alfredo Tejerina, bajo
Gerardo Alderete, piano

2-Cuando comienza a abrirse el corazón
Juan Lucangioli: voz y guitarra
Quique Öesch: batería
Alfredo Tejerina, bajo
Gerardo Alderete, piano

3-Hay formas y formas
Juan Lucangioli: voz y guitarra
Carlos Carrizo: guitarra eléctrica y pad
Quique Öesch: batería y percusión
Alfredo Tejerina, bajo
Martín Aguirre, acordeón
Paulina Carrizo, coros

4-Patria
Juan Lucangioli: voz y guitarra

5-Mi lugar en el mundo
Juan Lucangioli: voz y guitarra
Quique Öesch: batería
Alfredo Tejerina, bajo
Víctor Silione: violín
Víctor Juárez: bandoneón

6-El mejor remedio
Juan Lucangioli: voz y guitarra
Quique Öesch: percusión
Alfredo Tejerina, bajo
Víctor Silione: violín
Antonela Benenati: coros

7-Un tesoro sin dinero
Juan Lucangioli: voz y guitarra
Carlos Carrizo: guitarra eléctrica y pads
Quique Öesch: batería
Alfredo Tejerina, bajo

Instagram: 
https://www.instagram.com/lucangiolijuan/
Facebook: 
https://www.facebook.com/juan.lucangioli
Spotify: 
https://open.spotify.com/intl-es/artist/3eWv1rYLx4FmOcce0DeE23
Canal de Youtube: 
https://www.youtube.com/@lucangiolijuan

Contacto Prensa: Yamila de la Fuente / 112 537-8599 / [email protected]

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