Quinto Elemento

Pamela Raponi, protagonista de El Sello Manzover: “El silencio siempre abre lugar a la contemplación”


10 de mayo de 2022

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por Gustavo Grosso


Dramaturga, directora y actriz de El Sello Manzover: todo eso y mucho más cabe en curriculum de Pamela Raponi, quien dialogó con Quinto Elemento acerca de la obra que estrenó el 9 de abril y sigue en cartel durante todos los sábados de mayo en El Vitral a las 20 horas. El sello Manzover es un thriller psicológico que cuenta la historia de dos hermanos que a partir de un hecho inesperado, sacan a la luz secretos familiares. Tras protagonizar un accidente fatal, Emilio recurre a su hermana Érica en busca de refugio, pero el reencuentro fraternal no acontece según lo esperado. Durante el transcurso de la noche, antiguas cicatrices se abrirán paso para develar oscuros secretos familiares. En escena Guillermo Payo y Pamela Raponi interpretan a Emilio y Érica.


-El Sello Manzover llegó al Teatro El Vitral, allí presentan la obra los sábados ¿de qué se trata esta puesta en escena?
-La obra es un thriller psicológico que se centra en el vínculo de dos hermanos con un oscuro pasado en común. Todo sucede en el transcurso de una noche. Un accidente en el que se ve envuelto Emilio es el detonante inicial en la tensión escalante con su hermana Erica. A partir de allí, los dos se remiten a ese pasado donde los secretos y las cicatrices de ambos se abren nuevamente. Es una obra intensa que mantiene al espectador en vilo durante los sesenta minutos en los que transcurre la acción. 

-¿Cómo fue que un día elegiste la actuación, las letras, el teatro, como tu forma de vida?
-Desde muy chica tuve una fascinación con el hecho de actuar; hacía caras ante el espejo, inventaba juegos y también disfrutaba de hacer reír a mi madre. Me ponía sus collares, sus maquillajes o me peinaba de forma extraña, cambiaba la voz o hacía cosas extrañas con el cuerpo para hacerla reír. De igual forma, ya desde niña escribía mis primeras historias y esbozos poéticos porque adoraba leer y escribir. Empecé a asistir a un taller de teatro, por interés propio, a los doce o trece años y luego comencé mi formación actoral en la escuela de Pablo Gonzalez Casella, Bertolt, continuando luego en la escuela de Claudio Tolcachir. Cuando llegué a la edad universitaria supe que quería leer, estudiar en profundidad los libros; algo que siempre fue estimulante para mi curiosidad intelectual. Llegué a Letras a los dieciocho años porque quería leer toda la literatura que estuviese escrita. Tenía una gran voracidad de lectura que nutría mis impulsos de escritura enormemente. No me bastaba con ir a las ferias de Corrientes a revisar y llevarme los libros, necesitaba preguntarle cosas a la literatura y necesitaba conocer alguna de esas respuestas. La carrera, en la UBA, me dió muchísimo y por los últimos años de cursada por suerte pude sentir que todo era goce: disfrutar del conocimiento y de estar en ese entorno tan nutricio para el cerebro. Entonces, siempre el teatro y la literatura formaron parte de mi vida. Sólo que en este mundo en que vivimos -por suerte ahora menos- pareciera que el camino es unidireccional: "Concentrate en una cosa para que te vaya bien, para que tengas éxito”. Para mí no hay nada más lejano a ese concepto. Creo que la curiosidad sacia su sed en distintas aguas. Y en esa relación interdisciplinaria hay un aprendizaje constante y valioso humanamente.

-El mundo estuvo atravesado en los dos últimos años por una realidad que bien podría haber sido un guion para una obra de teatro ¿cómo atravesaste la pandemia, lejos de los escenarios y de la vida teatral?
-Fue un momento interesante en términos creativos. Porque el silencio siempre abre lugar a la contemplación. Por supuesto que digo esto una vez pasado el sopor inicial donde no se sabía nada y luego de la parálisis general que conllevó la primera parte de la pandemia. En mi caso, rápidamente la reclusión llevó a una hipersensible observación del entorno, las emociones, las relaciones que tenía y tengo con las personas que me rodean; pero también una apertura enorme al terreno de lo inconsciente: los sueños se expresaban muy vívidamente (y eso que soy muy memoriosa a diario de ellos). Todo esto tuvo una poderosa manifestación en la escritura donde las ideas se cristalizaron y la rutina de trabajo se volvió más precisa. En lo relativo a lo teatral, estuvimos ensayando por videollamada con Guillermo Payo, actor de la obra, a las dos semanas de iniciada la cuarentena y aguardamos casi dos años para poder estrenar. En todo ese proceso nos volvimos muy amigos, compañeros y mantuvimos viva la llama de la obra, sabiendo que la presencialidad en el teatro es irremplazable. 

-En tu CV, aparecen los talleres de literatura y teatro en centros de atención psiquiátrica ¿cómo transcurriste esa experiencia?
-Fue la experiencia laboral sin dudas más gratificante que tuve. Fue el trabajo en el que más aprendí sobre la conducta, los vínculos y las emociones humanas. Yo daba esos dos talleres, que de alguna forma ya era una gloria en sí porque podía dedicarme a las dos cosas que más amo hacer en mi vida: el teatro y la literatura. Lo cierto es que cuando entré tuve un definitivo cachetazo de realidad, porque rápidamente supe que tenía que ubicarme en el lugar donde debía estar: en el de la escucha, el apoyo y en el hecho de tratar que esa persona estuviese por un momento ahí, presente con sus compañeros y consigo mismo. Y por lo menos por un ratito que pudiese no pensar en ese universo complejo de problemas e historias que cada uno traía tras sus espaldas. En el rubro se conoce al puesto como “Tallerista terapéutico”, porque eso es lo que sos en verdad: una persona que está allí para más que ejercicios vinculantes de teatro o trabajos creativos con la palabra y la creación, estás como un apoyo humano también. Y varias veces me he quedado charlando con algún paciente fuera de horario o ayudándole a resolver algún problema puntual. Por supuesto que cuando se daba ese momento mágico de conexión, ya sea con el teatro o la literatura, era una enorme satisfacción, centralmente porque sabía que algo había pasado en esa persona en ese momento, algo por fuera de lo habitual; un momento en el que conectaban a través del arte consigo mismos o con otros y eso los emocionaba muchísimo, y por tanto a mí también. Es gigante presenciar momentos así y yo los atesoro.

-¿Estás trabajando en ideas nuevas vinculadas al teatro?
-Sí, actualmente estoy escribiendo una nueva obra, surgida en pandemia, que me tiene abocada a un trabajo de pica sobre la piedra diariamente. Es un material que tengo que trabajar con paciencia porque tiene una trama compleja de varias capas y que involucra también a varios personajes. Entonces voy llevándola despacio. Está inspirada en un mito griego, que de hecho fue lo que me llevó a generar un seminario en pandemia sobre literatura y mitología griega. Toda esa investigación que hice (y sigo haciendo) para poder reescribir el mito y llevarlo a esta obra tomó forma y fué estructurando un trabajo que compartí en un seminario y que probablemente también compile en un libro, que veo más cerca de 2023.

-Además de actriz y directora, sos docente de teatro ¿qué se aprende cuando se enseña?
-Bueno, como mencionaba en el caso de la clínica, lo que vuelve es esencial para lo que se da. Es un cliché pero es la práctica: un ida y vuelta. Es aquello que permite reconvertir el material con el que se inicia y buscar por nuevos espacios de acuerdo a lo que vayan surgiendo como necesidades de ese grupo particular. Eventualmente si hay seminarios intensivos, el que atiende allí tiene más claro qué ir a buscar, pero lo otro, el espacio de taller es una exploración en conjunto. Porque al fin y al cabo uno siempre quiere ayudar a una persona a encauzar esa energía creativa a un espacio provechoso para sí y en conjunto con otros, sin olvidar nunca que el teatro es un hecho social y que sin el otro, sin ese convivio o comunidad vincular no se crea nada. En mis talleres literarios , ocurre exactamente eso, acompaño procesos creativos de personas que quieren entender y profundizar más en qué es la escritura, o en cómo se pueden hacer cosas con palabras (que me perdone el plagio el querido Austin). Para un taller de escritura es condición indispensable la lectura. Por eso, aprender a escribir mejor es esencialmente aprender a leer mejor. O, para no usar las palabras “mejor" y "peor”, aprender a leer con mayor profundidad y atención.

TEATRO:
EL SELLO MANZOVER
de Pamela Raponi

ESTRENO: SÁBADO 9 DE ABRIL
TODOS LOS SÁBADOS DE ABRIL Y MAYO 20HS.
TEATRO EL VITRAL, Rodriguez Peña 344 - CABA 
(a media cuadra de Av. Corrientes)
Primer piso por escalera.
Entradas: $800 
DISPONIBLES EN ALTERNATIVA TEATRAL
http://www.alternativateatral.com/obra77668-el-sello-manzover
Esta obra ha sido seleccionada como parte del ciclo "Dramaturgas/os Argentinas/os contemporáneos" del Teatro El Vitral.

PAMELA RAPONI
Nació en 1989. Es actriz, dramaturga, Lic. en Letras, directora y docente. Comenzó su formación en actuación en la escuela Bertolt de Pablo Gonzalez Casella y continuó en Timbre 4 de Claudio Tolcachir, con quien realizó seminarios intensivos de Monólogos y Escenas. Como actriz participó en obras de teatro del circuito independiente, como "El bloqueo", "Balurdo", "Romeo y Jeannete" y fue asistente de dirección en "Trimáritas". También protagonizó en los videoclips "Látigo, adicta a las emociones" de Pájaro de Fuego (Premio Gardel 2015 - Mejor álbum instrumental/Fusión/World Music), y "Dra. Ketamina" de Mariana Bianchini (Premio Gardel 2019 - Mejor Álbum de Rock Alternativo); además de haber participado de cortos como "Judith y Holofernes" de Pam Bertoni (Bafici 2015) y otros cortos universitarios para FADU/UBA y ENERC. En paralelo, estudió la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires y se recibió en 2017, obteniendo el título de Licenciada en Letras con orientación en Literatura Extranjera. Durante seis años dio talleres de literatura y teatro en la modalidad de Hospital de Día en una clínica psiquiátrica, incentivando la vinculación social, afectiva y cognitiva de los pacientes a través del arte. Actualmente trabaja de forma independiente como docente, brindando talleres de escritura además de seminarios literarios en formato online. También se desempeña como fotógrafa en el proyecto Eyes Wide Shoot (@eyeswideshootph) y como Directora de Arte, Diseñadora Gráfica, Maquilladora y Estilista en videoclips.

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